En el marco del Día Internacional de los Derechos de la Mujer se destaca la importancia de reconocer los logros alcanzados en la promoción de los derechos de las mujeres, al tiempo que se subraya la persistente necesidad de seguir abordando cuestiones como la discriminación de género, la violencia sexual, las desigualdades en educación y salud, así como las disparidades económicas.
La sororidad con las mujeres palestinas se erige como un pilar fundamental del feminismo. Resulta imperativo oponerse al bloqueo, la ocupación y el colonialismo perpetrado por Israel, ya que constituyen formas directas de violencia hacia las mujeres palestinas. Es esencial examinar críticamente y condenar los intentos de Israel de manipular de manera cínica las narrativas feministas para encubrir sus políticas de ocupación y apartheid. Esta estrategia solo busca desviar la atención de la realidad que enfrentan las mujeres palestinas bajo la ocupación, donde sufren injusticias a diario.
Desde el 7 de octubre, las autoridades israelíes están llevando a cabo un castigo colectivo contra la población gazatí. En este área, las mujeres y los niños suponen más de la mitad de las víctimas mortales de los bombardeos y ataques israelíes, sin contar a aquellas que aún permanecen atrapadas bajo los escombros. Esta estrategia parece estar dirigida a socavar la estructura vital de la comunidad, atacando a los dos pilares fundamentales de su existencia.
Las décadas de ocupación, militarización y periódicas escaladas de hostilidades, sumadas a las políticas israelíes de bloqueo, segregación y violaciones del derecho internacional humanitario, han tenido severas repercusiones en la población palestina, especialmente en las mujeres. En su cotidianidad, estas se enfrentan a diversas formas de violencia y discriminación, tanto en el ámbito público como en el privado.
En la conflictiva región de Gaza, las mujeres enfrentan una realidad marcada por la violencia. Algunas están quedando viudas, lo que implica no solo lidiar con el duelo y la pérdida, sino también con la responsabilidad de criar a sus hijos en solitario en circunstancias extremadamente adversas. Otras, en cambio, presencian impotentes la muerte de sus propios hijos, generando un dolor inimaginable. Esta realidad devastadora no solo deja a estas mujeres en una situación vulnerable y desgarradora, sino que también tiene un impacto emocional y psicológico profundo en ellas, enfrentándolas a traumas difíciles de superar.
Por otra parte, reiterados informes de la ONU han alertado sobre el arresto injustificado y sistemático de mujeres palestinas por parte de las fuerzas israelíes en las calles, puestos de control y durante redadas nocturnas. Durante estas detenciones las mujeres son víctimas de abusos físicos y psicológicos, incluyendo golpes, acoso sexual y registros corporales invasivos. Además, los interrogatorios suelen estar marcados por intimidaciones y amenazas que afectan a sus familias, como la destrucción de viviendas o la detención de parientes. En ocasiones incluso son arrestadas para presionar a sus maridos a entregarse o confesar. Un estudio reciente realizado por The Palestinian Initiative for the Promotion of Global Dialogue and Democracy reveló que el 33% de las mujeres ha sufrido violencia directa perpetrada por las fuerzas de ocupación. Esta cifra refleja una realidad pavorosa.
Además de la violencia perpetrada por las fuerzas israelíes, las mujeres palestinas también enfrentan desafíos en el ámbito doméstico. Según datos proporcionados por la Oficina Central Palestina de Estadística, más del 51% de las mujeres casadas en Gaza ha experimentado violencia dentro del matrimonio. Estudios recientes sugieren que las comunidades palestinas más expuestas a la violencia de colonos y soldados enfrentan un mayor riesgo de violencia de género. Este panorama se atribuye en parte a la frustración generada por las políticas israelíes, las presiones económicas y los ciclos de conflicto recurrentes, factores que podrían contribuir al aumento de la propensión de los hombres palestinos a la violencia doméstica. Cabe destacar que no hay leyes que criminalicen la violencia en el hogar y que socialmente, existe cierta tolerancia a la violencia contra las mujeres en la sociedad palestina.
Finalmente, mientras continúan los ataques del ejército israelí, hay mujeres que están dando a luz en condiciones precarias, ya sea en tiendas de campaña, entre escombros o en centros de salud saturados, donde el riesgo de contraer infecciones y tener complicaciones médicas es elevadísimo debido a la escasez de suministros y de personal sanitario. La falta de anestesia y desinfectantes para los partos y cesáreas es un desafío real que las mujeres embarazadas están enfrentando en la actualidad. Además, para las gazatíes la menstruación se ha convertido en un problema adicional. La escasez de productos sanitarios ha llevado a algunas a recurrir a medidas extremas como reutilizar compresas usadas o improvisar con tela de tiendas de campaña, exponiéndose a un mayor riesgo de infecciones.
En este desalentador panorama, es esencial destacar la valentía y la resiliencia que tantas mujeres demuestran día a día. En medio de circunstancias adversas continúan siendo faros de fortaleza, brindando cuidados a los heridos en entornos carentes de condiciones básicas de salubridad, y forjando estrategias de supervivencia. Su determinación y coraje son fuentes de inspiración.