Detenciones, deportaciones ilegales y forzadas, malos tratos, acorralamiento… No esperábamos que así terminase el viaje que comenzó el pasado domingo 1 de junio de 2025, cuando partía desde el puerto de Catania en Sicilia el Madleen, la última embarcación de la coalición de la Flotilla de la Libertad, un velero cargado de recursos de ayuda humanitaria que contenía principalmente suministros médicos y alimentos para los niños gazatíes: pañales, productos de menstruación, leche maternizada, harina, arroz, muletas, prótesis… La asociación que participa en su actividad desde España es Rumbo a Gaza, una organización humanitaria impulsada por personas de la sociedad civil. Esta iniciativa marina no es inédita, pues desde la primera embarcación partida en agosto de 2008 de la costa chipriota que arribó con éxito en las costas gazatíes, cerca de diez tripulaciones han tratado de emprender el mismo viaje con el mismo fin. Sin embargo, a partir de los primeros meses del año siguiente, el ejército israelí empezó a interceptar e incluso atacar las embarcaciones humanitarias. Se destaca el gran ataque a la Coalición de la Flotilla de la Libertad, la primera flotilla creada como coalición pacífica en solidaridad con Palestina amparada en el derecho internacional, que viajaba con el fin de parar el bloqueo al que está sometido desde 2007 el enclave palestino mediante el aporte de ayuda humanitaria. Esta primera flotilla sufrió el 31 de mayo de 2010 un ataque mortal cometido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dejando a una decena de muertos y varias decenas de heridos. Desde entonces, el intento de entrega de ayuda humanitaria por vías marítimas no ha conocido más que fracasos, ya sea por desvíos, intercepciones o ataques israelíes. La travesía del último de estos navíos, el barco Madleen de 18 metros, que ha zarpado un mes después del bombardeo de la anterior flotilla Conscience en la costa de Malta, ha sido un evento particularmente mediático, ya que contaba con una tripulación muy destacada, además de que la catástrofe humanitaria en Gaza está en su auge. Doce personalidades, algunas reconocidas a nivel mundial, han protagonizado este suceso: la eurodiputada franco-palestina Rima Hassan; activistas entre los que destaca Greta Thunberg pero también el español Sergio Toribio, el brasileño Thiago Ávila, los franceses Reva Viard, Baptiste André, Omar Faiad, Pascal Maurieras y Yamis Mhamdi, la alemana Yasmin Acar, el turco Suayb Ordu; y finalmente el patrón holandés Marco van Rennes que ha capitaneado del Madleen.

Todos ellos partieron efectivamente desde Sicilia el pasado 1 de junio. Es también importante tener en cuenta que, dadas las condiciones de vida en Gaza y la enorme cantidad de personas sufriendo de heridas graves y desnutrición, los suministros del Madleen no eran suficientes, pero se trataba, de todos modos, de una acción simbólica de solidaridad ciudadana y de desafío, tanto a las fuerzas israelíes como a los gobiernos occidentales, de los cuales ninguno ha impuesto, al menos todavía, un embargo de armas a Israel.
De esta manera, a pesar de la incertidumbre, la idea era alcanzar las costas palestinas al cabo de una semana de trayecto, para poner en marcha la entrega de la ayuda humanitaria con mucha urgencia. La misma Greta Thunberg, de 22 años, afirmó decidida que “aunque tengamos todo en contra, hay que seguir intentándolo”.
Durante los primeros días en el Madleen se respiraba una atmósfera de entusiasmo, no solo en el barco sino también en todo el mundo gracias a la documentación del viaje en internet, en la prensa y en redes sociales como Instagram, donde los miembros de la flotilla publicaban diariamente fotos y vídeos de los amaneceres el mar, pequeñas actuaciones musicales de los marineros, entrevistas retransmitidas hechas por Greta Thunberg a los voluntarios… Por otra parte, el día 2 de junio, un grupo de diez expertos de la ONU emitió un comunicado desde Ginebra en el que pedía un paso seguro de la Flotilla de la Libertad por el mar hasta la llegada a su destino, declarando que “Existe una necesidad urgente de ayuda para el pueblo de Gaza para evitar la aniquilación, y esta iniciativa es un esfuerzo simbólico y contundente para proporcionarla”, además de que la Flotilla de la Libertad se encontraba en su total derecho de navegar por alta mar.
Después de algunos acontecimientos inciertos como el avistamiento de un dron IAI Heron israelí de vigilancia griega y de un rescate inesperado de refugiados que estaban siendo deportados en las costas libias, empezaron a surgir los afrontamientos directos impulsados por las fuerzas israelíes frente al barco humanitario. El 7 de junio, cuando llegaron a las costas de Egipto, la eurodiputada Rima Hassam y tripulante del Madleen empezó a alertar vía X (antes Twitter) de que la interceptación de la embarcación era inminente. No fue más que un día después cuando el ministro de Defensa israelí Israel Katz ordenó a las FDI que tomasen las “medidas necesarias” para que el barco de la Flotilla de la Libertad no llegase a Gaza, al mismo tiempo que advertía que “Israel actuará contra cualquier intento de romper el bloqueo o ayudar a organizaciones terroristas, en el mar, el aire y la tierra”.
Tan solo un día antes de su esperada llegada a la Franja de Gaza, los doce voluntarios informaron al mundo de que habían sido rodeados por embarcaciones de la FDI. Al ser abordados, cada uno de los doce tripulantes se grabó mandando un mensaje al mundo: “Si estás viendo este vídeo es porque he sido secuestrado/a por las fuerzas de ocupación israelíes o por fuerzas cómplices”, ejerciendo así presión sobre el gobierno de cada uno de sus países de origen para ser protegidos. Finalmente, todos fueron llevados a Israel y sufrieron la toma de medidas de “una entrada ilegal” al territorio israelí, cuando la realidad es que todos y cada uno de ellos fueron forzados a penetrar las fronteras israelíes en contra de su voluntad. Cuatro de ellos accedieron a firmar los documentos necesarios para la deportación: Baptiste André, Greta Thunberg, Sergio Toribio y Omar Faiad. El resto, después de seguir detenidos en el estado hebreo durante unos días más, han acabado siendo expulsados, en la tarde del jueves 12 de junio, a sus países de origen o a otros países en los cuales han hecho escala, pero no sin complicaciones. Por no firmar los documentos en los que se les obligaba a admitir que habían “entrado ilegalmente al país”, han estado sufriendo malos tratos de los que no tenemos demasiados detalles ya que los activistas se encontraban en centros de detención, como era el caso de Rima Hassan, o de confinamiento, como era el caso del brasileño Thiago Ávila. También sabemos gracias a diferentes noticias publicadas a través de las redes sociales de la cuenta de la Flotilla (@gazafreedomflotilla) que a Thiago, el último expulsado, se le impuso desde el día de la intercepción un ayuno de agua y comida, al igual que Rima recibió amenazas de violencia física si no se decidía a firmar los documentos de deportación.
Asimismo, varios de los voluntarios han sido ya entrevistados a la llegada a sus países de origen. Tanto Thunberg en su llegada a París como Toribio en su llegada al aeropuerto barcelonés del Prat el martes 10 de junio, han afirmado que el ataque que sufrieron a bordo del Madleen es completamente ilegal ya que navegaban en alta mar y lejos de la presencia de cualquier base militar. Por su parte, Rima Hassan ha protagonizado una vuelta triunfal a París, donde ha acudido a la Plaza de la República hacia las 21:00 horas del mismo jueves para mandar un mensaje muy claro, tanto a los ciudadanos presentes en el encuentro como a todo el que vea su discurso virtualmente: “Tengo una palabra para Israel: el siguiente barco estará pronto listo para zarpar, y se llamará Handala. Lo acompañarán todos los barcos que sean necesarios para parar este bloqueo”.

VEGA CARRATALÁ REGADERA
Doble grado en historia y ciencias políticas (realizando prácticas en Fundación CAPP)